UNIR ORILLAS
Un puente de tablas de madera
cruza el río Riaza. El puente tiene sus años. Un basamento de piedra, dos
troncos de fresno y encima, clavadas, las tablas de madera cortadas en
el aserradero del pueblo, en Milagros, en la provincia de Burgos. Construido con las manos, los materiales
de la tierra y la determinación de cruzar de una orilla del río a otra. Ingeniería
renacentista o más bien de la Edad Media. Un puente para que lo crucen los
agricultores, los pastores, los cazadores, los buscadores de setas y esos
senderistas que se detienen unos instantes a comprobar si el puente es
estable, si la estructura es sólida, si las tablas están en buen estado…
Yo, una vez cruzado el puente a
la primera, porque ya son muchas las veces que lo he hecho y sé que resiste mi
peso, me siento en un tocón y me pongo a pensar en que poco
se necesita para unir dos orillas, para cruzar de una parte a otra, para ver el
panorama desde ambas márgenes del río. Solamente trabajo, voluntad y lo que nos ofrece la tierra.
UNIR ORILLAS
Un puente de tablas de madera cruza el río Riaza. El puente tiene sus años. Un basamento de piedra, dos troncos de fresno y encima, clavadas, las tablas de madera cortadas en el aserradero del pueblo, en Milagros, en la provincia de Burgos. Construido con las manos, los materiales de la tierra y la determinación de cruzar de una orilla del río a otra. Ingeniería renacentista o más bien de la Edad Media. Un puente para que lo crucen los agricultores, los pastores, los cazadores, los buscadores de setas y esos senderistas que se detienen unos instantes a comprobar si el puente es estable, si la estructura es sólida, si las tablas están en buen estado…